Los canales de denuncia se han convertido en los últimos tiempos en una vía indispensable de comunicación a través de la cual, trabajadores y otras partes interesadas, informan del conocimiento de la posible comisión de una irregularidad por parte de la organización.
El canal se ve sustentado por un procedimiento de investigación de denuncias; este procedimiento deberá ofrecer al denunciante todas las garantías de que:
Es esencial que los empleados y partes interesadas conozcan la existencia del canal, sepan que deben recurrir a él (y cuándo y cómo hacerlo), y confíen en que se observarán las garantías anteriormente descritas. Estas comunicaciones son de gran valor para la organización ya que de esta forma se podrán conocer posibles actos irregulares que, de otra manera, se ignorarían, pudiendo así aportar los remedios pertinentes.
La situación en la que nos encontramos está requiriendo innumerables cambios y medidas adicionales que deben tomar las empresas en aras de evitar la propagación del virus. Cumplir diligentemente con estas medidas se ha convertido en una prioridad en la gestión empresarial dadas las graves consecuencias que pueden sufrirse tanto, por supuesto, para el conjunto de la sociedad, como para la propia organización quien, ante la existencia de un rebrote, puede verse obligada a tomar drásticas medidas que pueden llegar hasta, de nuevo, la paralización de la actividad en un centro afectado.
Por ello, el canal de denuncias puede constituir una vía de gran apoyo, tanto para los trabajadores, para que desarrollen su trabajo con la máxima seguridad, como para la empresa, para saber que las medidas que se están tomando son suficientes y adecuadas.
Por esta vía se pueden comunicar todos aquellos incumplimientos de los protocolos frente a la COVID, tales como: si no se han entregado los equipos de protección necesarios a los trabajadores, no se han tomado (o no están siendo efectivas) las medidas organizativas necesarias para mantener la distancia de seguridad entre empleados (organización por turnos si es posible, instalación de barreras físicas en los puestos donde no se pueda garantizar esta distancia, etc.), se observa que no se ha establecido (o no se está siguiendo debidamente) un protocolo de limpieza y desinfección reforzado, etc.
En cualquier caso, como ya conocemos, pero siempre cabe recordarlo, el control de los contagios está en manos de todos; los mejores protocolos y las medidas más exhaustivas sólo serán eficaces cuando se acompañen de un comportamiento humano responsable y concienciado.
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