Análisis a fondo de los nuevos juguetes
Análisis a fondo de los nuevos juguetes
Oriol Roig, advierte: "Si como consumidores detectamos que un juguete es defectuoso debemos avisar al fabricante o a la tienda donde lo compramos"
Jueves, 29 Noviembre, 2018
Los juguetes son uno de los productos más normalizados en Europa con objetivo de asegurar su conformidad y seguridad. No obstante, no es difícil encontrar en el mercado juguetes inseguros y defectuosos. En estos casos, el consumidor debe avisar al fabricante o a la tienda donde se comercializa.
No todos los juguetes que encontramos en el mercado se han diseñado pensando en que son los niños y niñas los que van a jugar con ellos. Aparecen cada día juguetes nuevos, algunos de ellos con la tecnología más avanzada incorporada, pequeñas máquinas que se conectan a internet. Innovadores diseños que aportan nuevos y entretenidos elementos de juego, pero que, a su vez, plantean serias dudas sobre su seguridad.
Se han hecho populares los squishies, pequeños muñecos blandos en forma de animales o comida, y los slimes, una masa viscosa y moldeable. En la Unión Europea la clasificación y seguridad de estos productos está en el punto de mira. Según la directiva de la UE sobre juguetes, estos deben diseñarse y fabricarse de modo que no exista ningún riesgo para la salud y seguridad de los usuarios. Los juguetes que se comercialicen en Europa deben cumplir todos los requisitos aplicables a los juguetes para que puedan ser seguros para los niños.
Las autoridades deben garantizar que solo lleguen al mercado productos seguros. En este sentido, TÜV SÜD, con una extensa red de laboratorios y expertos en la materia, es una de las compañías que se encarga de verificar de forma imparcial que los juguetes cumplen con los requisitos esenciales de la Directiva de Seguridad de Juguetes de la Unión Europea. No obstante, también es importante que los padres y madres tengan en cuenta algunas pautas antes de elegir los juguetes para sus hijos.
Los squishies suelen fabricarse de colores llamativos con espuma compresiva, como el poliuretano o la silicona blanda. Se trata de figuras blandas que recuperan su forma original después de estrujarlas. Son de colores vistosos, tienen forma de animales o de comida, como pasteles o fruta, y también se pueden encontrar squishies con aromas a pan, chocolate dulce, etc. En algunos países de Europa se difundió en 2018 que los squishies podían clasificarse como juguetes para niños de menos de 3 años, debido al tamaño, los colores, las formas y el uso. En Dinamarca y en Suecia se advertía sobre las sustancias químicas peligrosas que desprenden esos juguetes.
También la Comisión Europea (CE) ha debatido sobre la edad recomendada de uso y los problemas de seguridad de esos juguetes. La opinión mayoritaria era que los squishies deben clasificarse como juguetes para niños de menos de 3 años de edad, porque son muy simples y muy atractivos para los niños pequeños y no se requiere ninguna habilidad especial para jugar con ellos. Durante la comisión, también se comentó que muchas veces esos juguetes se venden a niños mayores de 3 años, adolescentes y adultos como productos antiestrés, y algunos incluso como objeto de colección. No se tomó ninguna decisión. Se espera que haya nuevas reuniones sobre este tema.
La experiencia de uso con squishies muestra que es muy fácil que se desprendan pequeños fragmentos que representan un riesgo de atragantamiento para los niños. Sobre todo, son peligrosos cuando tienen forma de alimento porque es más probable que los niños intenten morderlos y masticarlos. Además, los squishies perfumados pueden contener fragancias alergénicas y otras sustancias CMR estrictamente reguladas en la directiva de la UE sobre juguetes.
El slime, también conocido como “moco verde” o “moco de gorila”, tiene una textura viscosa y maleable, con características muy similares a las de los squishies. Los consumidores pueden encontrar en las tiendas tanto el producto acabado como los materiales para fabricarlo ellos mismos. Los ingredientes más comunes son cola líquida y activadores como el polvo de bórax o el ácido bórico. El boro que contiene ese último ingrediente es el elemento principal para que sea pegajoso.
Estas sustancias pueden ser nocivas para la salud de los niños, sobre todo si el niño fabrica el slime en su casa con contacto directo y prolongado de la piel con las sustancias químicas peligrosas. La inhalación de un nivel excesivo de boro puede provocar irritaciones, vómitos, calambres y daños en el sistema reproductor. En la cola se han hallado también conservantes muy alergénicos y nocivos para la piel, así como disolventes que pueden provocar irritación del tracto respiratorio.
Como se informó en Francia y en el Reino Unido, en muchas de las muestras probadas se ha encontrado boro en un nivel que supera el límite de seguridad de 300 mg/kg que marca la directiva de la UE sobre juguetes. El Sistema de Alerta Rápida de la UE para productos no alimenticios peligrosos (RAPEX) también ha publicado varias notificaciones sobre el slime debido al incumplimiento del límite para el contenido de boro. Los valores detectados oscilan entre los 500 mg/kg y los 26 850 mg/kg. El nivel más alto es 90 veces más elevado que el máximo permitido. Mientras tanto, en Finlandia también advierten a los padres sobre los niños que compran bórax, o mezclas que lo contienen, en tiendas electrónicas fuera de la UE para usarlo como ingrediente para crear su propio slime.
El juguete es uno de los productos más normalizados en Europa con objetivo de asegurar su conformidad y seguridad. De todas maneras, el Responsable de Servicios de Productos de Consumo de TÜV SÜD España, Oriol Roig, advierte: “Si como consumidores detectamos que un juguete es defectuoso debemos avisar al fabricante o a la tienda donde lo compramos”. Y añade que “si se detecta una no conformidad grave, el producto se retira inmediatamente de la venta y se genera una alerta a nivel europeo para que los países de la UE procedan de la misma manera y se retire cuanto antes el producto de los puntos de venta”.
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